Севильский озорник, или Каменный гость - страница 11

стр.

Mota
Con él pusieron
sosiego en tanto cuidado.
¡Ay, amigo, sólo en ti
mi esperanza renaciera!
Dame esos pies.
Juan
Considera
que no está tu prima en mí.
¿Eres tú quien ha de ser
quien la tiene de gozar,
y me llegas a abrazar
los pies?
Mota
Es tal el placer
que me ha sacado de mí.
¡Oh sol, apresura el paso!
Juan
Ya el sol camina al ocaso.
Mota
Vamos, amigo, de aquí,
y de noche nos pondremos;
loco voy.
Juan
Bien se conoce,
mas yo bien sé que a las doce
harás mayores extremos.
Mota
¡Ay, prima del alma, prima,
que quieres premiar mi fe!
Catalinon
¡Vive Cristo que no dé

(Aparte)

una blanca por su prima!

Vase el marqués de la Mota, y sale don Diego

Diego
¡Don Juan!
Catalinon
Tu padre te llama.
Juan
¿Qué manda vueseñoría?
Diego
Verte más cuerdo quería,
más bueno, y con mejor fama.
¿Es posible que procuras
todas las horas mi muerte?
Juan
¿Por qué vienes de esa suerte?
Diego
Por tu trato, y tus locuras.
Al fin el rey me ha mandado
que te eche de la ciudad,
porque está de una maldad
con justa causa indignado.
Que aunque me lo has encubierto,
ya en Sevilla el rey lo sabe,
cuyo delito es tan grave,
que a decírtelo no acierto.
¿En el palacio real
traición, y con un amigo?
Traidor, Dios te dé el castigo
que pide delito igual.
Mira que aunque al parecer
Dios te consiente, y aguarda,
tu castigo no se tarda,
y que castigo ha de haber
para los que profanáis
su nombre, y que es juez fuerte
Dios en la muerte.
Juan
¿En la muerte?
¿Tan largo me lo fiáis?
De aquí allá hay larga jornada.
Diego
Breve te ha de parecer.
Juan
Y la que tengo de hacer,
pues a su alteza le agrada,
agora, ¿es larga también?
Diego
Hasta que el injusto agravio
satisfaga el duque Octavio,
y apaciguados estén
en Nápoles de Isabela
los sucesos que has causado,
en Lebrija retirado,
por tu traición y cautela,
quiere el rey que estés agora,
pena a tu maldad ligera.
Catalinon
(Si el caso también supiera

Aparte

de la pobre pescadora,
más se enojara el buen viejo).
Diego
Pues no te venzo y castigo
con cuanto hago y cuanto digo,
a Dios tu castigo dejo.

Vase don Diego

Catalinon
Fuése el viejo enternecido.
Juan
Luego las lágrimas copia,
condición de viejos propia,
vamos, pues ha anochecido,
a buscar al marqués.
Catalinon
Vamos,
y al fin gozarás su dama.
Juan
Ha de ser burla de fama.
Catalinon
Ruego al cielo que salgamos
de ella en paz.
Juan
¡Catalinón,
en fin!
Catalinon
Y tú, señor, eres
langosta de las mujeres;
¡y con público pregón!
Porque de ti se guardara,
cuando a noticia viniera
de la que doncella fuera,
fuera bien se pregonara:
«Guárdense todos de un hombre,
que a las mujeres engaña,
y es el burlador de España.»
Juan
Tú me has dado gentil nombre.

Sale el marqués de la Mota, de noche, con Musicos y pasea el tablado, y se entran cantando

Musicos
«El que un bien gozar espera
cuando espera desespera.»
Juan
¿Qué es esto?
Catalinon
Música es.
Mota
Parece que habla conmigo
el poeta. ¿Quién es?
Juan
Amigo.
Mota
¿Es don Juan?
Juan
¿Es el marqués?
Mota
¿Quién puede ser sino yo?
Juan
Luego que la capa vi
que érades vos conocí.
Mota
Cantad, pues don Juan llegó.
Musicos
«El que un bien gozar espera
cuando espera desespera.»
Juan
¿Qué casa es la que miráis?
Mota
De don Gonzalo de Ulloa.
Juan
¿Dónde iremos?
Mota
A Lisboa.
Juan
¿Cómo, si en Sevilla estáis?
Mota
¿Pues aqueso os maravilla?
¿No vive con gusto igual
lo peor de Portugal
en lo mejor de Sevilla?
Juan
¿Dónde viven?
Mota
En la calle
de la Sierpe, donde ves
a Adán vuelto en portugués;
que en aqueste amargo valle
con bocados solicitan
mil levas; que aunque dorados,
en efecto, son bocados
con que las vidas nos quitan.
Catalinon
Ir de noche no quisiera
por esa calle cruel,
pues lo que de día en miel
de noche lo dan en cera.
Una noche, por mi mal,
la vi sobre mí vertida,
y hallé que era corrompida
la cera de Portugal.
Juan
Mientras a la calle vais,
yo dar un perro quisiera.
Mota
Pues cerca de aquí me espera
un bravo.
Juan
Si me dejáis,
señor marqués, vos veréis
cómo de mí no se escapa.
Mota
Vamos, y poneos mi capa
para que mejor lo deis.
Juan
Bien habéis dicho; venid
y me enseñaréis la casa.
Mota
Mientras el suceso pasa,
la voz y el habla fingid.
¿Veis aquella celosía?
Juan
Ya la veo.
Mota
Pues llegad,
y decid «Beatriz,» y entrad.
Juan
¿Qué mujer?
Mota
Rosada, y fría.